¿Pero qué haces?

Ya conocéis por otras historias a mi hermana Ana. Las dos juntas somos algo así como el Luisma y el Barajas… Alguna vez, yendo con ella por la calle, he tropezado y a ella no se le ocurre otra cosa que mirarme seria y decirme… “Coni te has despeinado”… y cosas miles de ese estilo.

Ayer fuimos al hospital porque ella tenía una revisión rutinaria… Para empezar, no encontrábamos el sitio exacto, dado que ese hospital es como una ciudad de grande… hasta que tuvimos que ir preguntando edificio por edificio hasta dar con el sitio. Una vez dentro, era como un laberinto, que parecía que en cualquier momento íbamos a ver a Haguel pidiéndonos pulseras de plástico… pero dimos con la sala. Esperamos, la llaman, entramos… le dicen que se quite ropa para la exploración en un cuartito que había, pero ella se sale al pasillo, equivocándose de puerta, claro está… y oigo a la enfermera que le dice… “¿Dónde va?, esa es la salida”… ella entra y le indican el cuartito… se iba a la calle tan tranquila, con lo que nos había costado encontrar el sitio.

La exploran y nos vamos a otra sala y me dice… vamos un momento al servicio. Vamos y entra y la veo que se marca una jota aragonesa a oscuras, y le digo… “¿pero qué haces?”… y me mira seria y me dice… “pues no se enciende la luz”… y claro, la llave de la luz estaba fuera pero ella pensaba que era de esas de sensor por movimiento. (me meo de risa).

Después entramos y la llaman para otra prueba rutinaria. Fuera había otra chica que se iba a hacer lo mismo. Entra la chica y sale antes que mi Ana. Le pregunto cómo había ido y me dice que muy bien, que dentro estaba mi hija liada en una sabana. Yo le dije que no era mi hija, que era mi hermana (con voz de Reagan, la niña del exorcista) y ella me dice que estaba ahí dentro de líos con una sabana… y yo pensé… “ay señor, ¿Qué habrá hecho ahora?”… y es que resulta que le había dado frio y la habían tapado con lo primero que pillaron jijijiji… Sale y tiene que esperar a que la vuelvan a llamar. Sale la enfermera y le pregunta a la señora de al lado que si había traído los estudios… y mi Ana me mira seria y me dice… “ay Coni, yo mi título de bachiller y enfermera no me los he traído, ¿para qué querrán eso?”… yo la miro con los dedos de los pies abiertos y empezamos a reírnos como si no hubiese mañana, que llorábamos y todo.

Y es que mi hermana Ana, es tan agradable… tan inteligente y tan admirable, que da mucho gusto estar con ella… ella me da las gracias por acompañarla a esos sitios, pero para mí es todo un placer y toda una aventura… por eso cuando me acuesto por la noche y la vida me pregunta si deseo guardar los cambios… le digo un “SI” como una catedral.

Gracias hermana Ana.