La visita

Recuerdo un verano, en el que a mi cuñado y a mi hermana mayor, les dio por hacer visitas y claro, como estábamos mijica y yo con ellos, pues teníamos que acompañarlos porque a ellos les gustaba mucho. También iba mi sobrino, o sea, su hijo.

Un día, nos dice mi cuñado…”Coni, veniros con nosotros que vamos a ir a visitar a unos amigos que han venido de vacaciones y han cogido una casita aquí cerca”…yo le conteste que no tenía muchas ganas, pero ellos se empeñaron en que fuésemos con ellos y así lo hicimos…mijica, mi sobrino, o sea su hijo, y yo.

Mi cuñado, conociéndome, me dice que me porte bien y que no haga una de las mías….”Coni, no te rías, se correcta y se formal”….también me dijo que esos amigos suyos eran muy exquisitos y tenían mucho “glamour”, cosa que a mí me dio más pereza aun el tener que acompañarles a dicha visita.

Pues nada, llega la hora de la visita y nos arreglamos mijica, mi sobrino, o sea su hijo, y yo. Nos montamos en el coche y nos vamos. Llegamos a la casa y ahí estaban los dos, su amigo y su señora esposa. Nos dicen que nos sentemos alrededor de una mesa de jardín, con sus correspondientes sillitas de jardín, todo muy “cuqui” y muy mono….pues nada, lo típico, que si voy preparar un aperitivo, que si os gusta esto y lo otro. Nosotros tres, modositos y formales, diciendo que no hacía falta, pero la señora tan educada y correcta, que sí, que sí hace falta, que se iba a preparar un aperitivo. Mientras tanto, nosotros tres y mi hermana y cuñado, nos quedamos con su señor marido, alrededor de la mesita bajita de jardín. Mi cuñado y ese señor, se ponen a hablar y nosotros tres, calladitos y atentos……..cuando de repente, a ese señor, que lo teníamos enfrente, se le ocurre cruzarse de piernas….llevaba un pantalón cortito de jugar al tenis, pero un poco holgado….pues como iba diciendo, cruza las piernas y ¡se le sale un huevo!.....¡ay Señor!...nosotros tres no sabíamos para donde mirar….y si nos mirábamos era mucho peor porque la íbamos a liar….yo estaba que reventaba de la risa…era un huevito brillante, aprisionado por las piernas, que de la presión, parecía que le iba a reventar de un momento a otro….hasta que al final, miro a mijica y a mi sobrino, pensando que no se habían dado cuenta…pero allí estaban los dos….aguantándose la risa como yo.

Y entre dobla piernas y desdobla piernas, huevo por un lado y huevo por otro, sale la buena señora con sus aperitivos….y nos pregunta a los tres….”¿os saco unos “chochos?”…..Y ahí fue donde ya no pude aguantar más y se me fue una explosión de risa, que mi cuñado se quedo de cuadros y con los dedos de los pies abiertos…..mirándome muy serio….pero es que detrás de mí, fueron con las risas mijica y mi sobrino, o sea, su hijo.

Tengo que aclarar que “chochos” son unos dulces típicos de Murcia, que se hacen con azúcar glass prensada y llevan una avellana americana en el centro, que por cierto están riquísimos, pero no era por eso por lo que nos reíamos, sino por el tener que comerlos, acompañados de un huevito estrangulado por dos piernas.

Esa noche, nos acostamos con una reprimenda en el cuerpo….pero cuando se lo contamos a mi cuñado y a mi hermana…..ellos tampoco pudieron parar de reír.

A mi “niño gordo” que lo quiero demasiado.