The walking bogavante

Recuerdo unas navidades, que a mi amigo Salva, le dio por hacer bogavante en arroz. ¡No he probado paella más rica en mi vida!….la que se hace con bogavante. Mijica y yo nos poníamos las botas.

Al poco tiempo, voy al “súper” y me acerco a la sección de los pescados muertos….pero…¡ahí estaba el!, “tó vivo”, esperándome, susurrándome al oído…”llévame contigo”…casi podía oírlo….”te hare el mejor caldo para arroz que hayas comido jamás”…me susurraba una y otra vez….y yo lo miraba y miraba alrededor….y nadie lo oía, solo yo…y pensé “ah, pues a este me le llevo pa casa” como diría una madrileña.

Cuando me toca el turno, le digo a la dependienta de pescados muertos….”póngame ese bogavante,  por favor y si es tan amable, me lo trocea con el hacha esa que tiene usted ahí” y la dependienta de pescados muertos, me mira, abre mucho los ojos y me dice…”pero señora, si esta vivo y es muy grande….¿cómo se lo voy a trocear? Esto lo tiene usted que hervir primero y luego lo echa al arroz”. Yo le conteste muy entendida en la materia…”no señora, si lo hiervo primero, pierde todo el sabor y la gracia, usted me lo tiene que trocear y si no, no me lo puedo llevar”….y la chica me dice…”ay, ¿no podría trocearlo usted?”…y yo le contesto….”no porque, en primer lugar, no tengo en casa las herramientas adecuadas y en segundo lugar, no he hecho eso en mi vida….¿usted tampoco, trabajando aquí?....y la chica de vender pescados muertos, miraba a la gente y la gente la miraba a ella….y por fin, accedió a mi petición.

Coge el hacha la chica y pone el bogavante espatarrado encima del mostrador…y claro, a eso hay que pegarle un hachazo firme y decisivo, de arriba, abajo, pero de una vez, y la muchacha, como le daba penita, pues va y le da un corte que no le llego ni al galillo al pobre bicho. El bogavante se da la vuelta, que estaba panza arriba y se pone a caminar herido por todo el mostrador, metiéndose entre los papeles que tenía allí la chica, haciéndose el cojo…las señoras, unas susurrando, otras haciendo grititos…y yo que me sentía el Fredy Crueguer más malo de toda la historia del cine. La señora de vender pescados muertos, con hacha en mano y diciendo…”ay Diosito Santo”….y harta ya de tanto drama….le digo….”quizá no debería usted estar en esta sección, sufre usted demasiado, si quiere se lo digo al encargado y que le cambien porque me da muchísima pena de los dos en estos momentos, del bogavante y de usted”….La chica que oye eso, le dio un hachazo al bicho, que se quedaron todas las señoras a dos metros del mostrador…y el pobre bicho, hecho un puzle.

Cuando ya estaba la paella en la mesa, con un olor que alimentaba…sirvo los platos, todos, menos el mío….no me podía comer al bicho que tan mal lo había pasado.

Abril, si quieres te doy la receta, esta riquísimo, pero si alguien va a comprar un bichito de esos, que llame a la unidad móvil de urgencias, que le pongan la epidural al pobre animal….es que no hay otra forma de cocinarlo de otra manera, os lo digo en serio.