Tengo doce años. Acabo de conocer a un chico que me gusta
mucho… Entonces no había móviles, ni ordenadores personales, ni tabletas…
¡nada! ¡no había nada! solo teléfonos fijos que nadie usaba porque eran muy
caros. No tenía a quien contarle que me gustaba ese chico… era muy joven para
esas cosas y mis amigas eran unas chivatas, así que, me las guardaba para mi
sola.
Recuerdo aquel día, todo era oscuridad, apenas me podía mover…
oía la radio de mi madre muy lejana… Mi mente volaba a los lugares más
insospechados, montañas llenas de flores, playas llenas de algas meciéndose al
compas de las olas… en un vaivén suave, silencioso.
Recuerdo sed, calor, sin poder moverme aún… sudor corriendo
por mi frente, seguía escuchando la radio de mi madre y un anuncio de cacao…
¡estaba en el espacio!, ese espacio donde todo es silencio, donde todo está
oscuro, donde hay ruidos sordos, lejanos, enlatados. Ese espacio donde no te
puedes mover, donde tienes hambre y no puedes comer, donde tienes sed y no
puedes beber.
Recuerdo que no podía caminar, con las rodillas dobladas y
los brazos… me dolía todo y no podía hacer nada.
Recuerdo que no podía ir al servicio, ¿Qué me está pasando?,
me preguntaba una y otra vez… la cabeza entre los brazos doblados, hecha un
ovillo de lana, pero de Coni. Parecía que habían pasado tres días y solo había
pasado media hora.
De repente oigo la voz de mi madre, clara y cristalina como
el agua, hablar con mi padre… “Hola, ya me han traído la lavadora nueva”… y de
repente…
-
Coni, sal de la caja de la
lavadora y ayúdame a poner la mesa.
-
¡Voy mamá!
-
¡Anda, dame la mano y sal
de ahí!
Muy bonito ese recuerdo del primer amor. Como cala en nosotros. Son tan inocentes y distantes que deberían olvidarse y lo llevaremos siempre en nuestro pensamiento. Seguramente es porque en esos momentos sentimos la vida como un sueño. Bueno, algo así me pasó a mí. Besos Coni!.
ResponderEliminarHace días te comenté. Posiblemente no lo has visto.
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