¡Pues si chicos! Hoy me he dado cuenta que no soy la única madre
Spielberg del mundo. Que hay muchas madres así… y digo así porque… os cuento.
Cuando mijica iba a la universidad, ¡ay qué época!, que se
van del nido, que se van a la aventura, solos, desamparados, a un piso con
desconocidos, sin saber cocinar, ni lavar, ni nada de nada, con dieciocho
añicos… aunque eso solo lo pensamos las madres, pero ellos no, no se vayan a
pensar que ellos piensan que se van solos, nooooo, ni que no saben cocinar,
noooo, ni que se van desamparados, noooo… ellos piensan o pensarían… “por fin
libres, comiendo lo que me dé la gana, con amigos nuevos, sin tener que poner
la lavadora todos los días… ¡eso es lo que piensan ellos!... y están en todo su
derecho, la verdad sea dicha de paso. Pues en esa época, las madres, si hacia
un día de viento, enseguida cogíamos el móvil y a dar la brasa… “oye, que hace
viento”… y nos contestaban… “¿y?”… y tu ahí toda preocupada… “nada, que tengas
cuidado”… y ellos… “¿pero cuidado con qué?”, y tu ahí, que no sabías que decir…
“pues no se, que hace viento”. Y si no, cuando llovía mucho… “oye, que está
lloviendo mucho”… y ellos… “¿y?”… y tu… “pues nada, que llueve mucho”… aunque había
veces que te daban ganas de decirles que no salieran de casa, pero eso no se lo
podías decir… si llueve, la vida sigue, hay que ir a la universidad, hay que
salir a hacer cosas… pero… ¿a que daban ganas?.
Pues hoy, en la hora del “taper”, como lo llamamos mis
compañeras y yo, los chicos que se bajan a comer también al comedor de la
empresa, estaban comentando, que, como ha nevado, pues sus madres llamándolos a
cada rato… “oye, que está nevando”… y uno de ellos contaba que le decía… “si
mami, pero no pasa nada, es bonito”… y su madre… que se lo imagina ahí como en
Siberia, con la barba nevada, arrastrando los pies y las manos ennegrecidas por
el frio… “pero que tengas cuidado a ver si te va a salir un oso polar o algo”…
y mi compañero con los dedos de los pies abiertos… y claro, es otra madre
Spielberg, que dice que hace poco, cuando llovía tanto, también lo llamo para
decirle que llovía mucho, que si no sería mejor ir en barca por el polígono… Y
cuando hace mucho sol y calor en verano, las madres Spielberg, también llamamos
a los hijos, imaginándolos por el desierto, con la boca reseca, los ojos
entornados, la boca llena de arena… “oye, que hoy hace mucho calor, que os pongáis
el aire acondicionado”… y ellos claro, con toda la paciencia del mundo… y que a
lo mejor, están tomando una cañita tan agustito, contestan… “si mami, menos mal que me lo has
dicho, que no había caído en la cuenta”… O eso otro de... "come, ¿estas comiendo?"... y ellos te contestaban... "no, estaba esperando que me lo dijeras, menos mal"... y es que no es fácil ser una madre
Spielberg, que ¡alto trabajo tenemos leñe!.
Lo peor de todo ha sido lo que le ha contestado otro
compañero a su madre cuando lo ha llamado y le ha dicho que estaba nevando… le
ha contestado… “si mama, hay alguna foca que otra por aquí”… y claro, mis
compis y yo, que nos estábamos comiendo un dulce, nos hemos mirado… y hemos
pensado… ¿lo dirá por nosotras o será una coña?.
Ay como te entiendo Coni, yo también soy una madre Spielberg y de las buenas, de las que sufren por todo.... no es ni peor ni mejor, simplemente lo llevamos encima como un San Benito y no podemos hacer otra cosa que justificarlo con....ya serás madre.,.,.,Yo no quería ser como mi madre y resulta que soy peor que ella, sufridora y de las buenas!!!en fin que has reflejado muy bien lo que sentimos la mayoría. Me alegro que vuelvas a escribir, un besazo guapa!!! PORRI
ResponderEliminarOtra vez lo has vuelto a hacer....ME ENCANTAS!!!!!.....y es que Los Muertos de Coni crea adicción.... Me lo ha dicho mi psicóloga...ya tú sabes....
ResponderEliminarJajaja.... como me he reído con lo de la foca,pero así somos la gran mayoría de madres intentando proteger a los nuestros... Un beso Coni me encanta tus historias!! ( valle )
ResponderEliminarConi, yo también me considero un padre Spielberg aunque últimamente procuro no sufrir tanto. Hago lo que puedo por ellos y sin aconsejarles. A fin de cuentas nunca han aceptado un consejo mío. Hace tres días, llegué con la bici oscuro a casa y se me vino a la cabeza: "consejos vendo y para mí no tengo"... Y es que yo soy como ellos. Un beso!.
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