Ayer fui a visitar a mi hija. Me puse a dar vueltas con el
coche esperando encontrar un aparcamiento (me voy a hinchar), pero no hubo
suerte, así que, tuve que irme a un parking que hay cerca de su casa.
Comencé a dar vueltas y más vueltas y al final vi un pequeño
y diminuto sitio libre. Lo meto de culo pero cuando quiero salir no puedo. Lo intento,
pero es imposible, no me cabía ni un brazo en el espacio que había entre coche
y coche y como al otro lado había una columna, pues opto por salir por la
puerta del copiloto.
Intento pasar al otro asiento de espaldas, pero como estaba
el freno de mano, pues no tenía mucho espacio y en la postura que me encontraba
ya, no podía quitarlo. Logro sentarme de lado en el otro asiento, pero no podía
pasar las piernas bajo ningún concepto. Hago el amago, y digo amago, porque era
difícil, de pegar un salto a ver si podía pasar al menos las rodillas, pero se
me fueron las piernas hacia arriba dando en el techo, pegándome un coscorrón en
el cristal de la puerta… ¡nada, que no había manera!... a todo esto, que se va
el coche que hay enfrente, enciende las luces y me ve ahí hecha un ocho… yo
miro hacia otro lado, pero el hombre que se da cuenta de mi maniobra, se echa a
reír y me da las largas… ¡encima!... y yo aun “descuajaringá perdía” en el
asiento del copiloto, las piernas entre el freno de mano y el techo y los
brazos, uno en la alfombrilla y el otro debajo de mi espalda. Pensé que me tenía
que quedar ahí a dormir.
Logro llevar las piernas, porque no parecían mías, al otro
asiento y me puedo sentar… sudando como una loca, el bolso encima de mi cara… y
salgo del vehículo. Me atuso un poco la ropa y cierro el coche… así, con aire
como si no hubiese pasado nada.
A la vuelta, mi hija venia conmigo, y abro las puertas con
el mando a distancia y le digo que espere, ella espera fuera del coche al lado
de la puerta, yo me meto en el asiento del copiloto, quito el freno de mano, y
casi, casi, me pasa lo mismo… pero veo a mi hija que me está mirando raro… y me
doy cuenta de la situación. El coche de al lado ya se había ido y había un montón
de espacio para entrar yo por la puerta del conductor… y mi hija me dice que si
no será más fácil abrir mi puerta, y sentarme al volante cómodamente… a mi me
da por reír, pero ella seguía muy seria… y es que venía contándome cosas muy
interesantes y yo iba muy distraída y con el chip del trabajo que me había
costado salir del coche… y entonces, no me quedo otro remedio que contarle mi
odisea… y es que, lo que no me pase a mi… ¡lo mismo iba para contorsionista y equivoque la carrera!
Jajajaja a quien no le ha pasado eso alguna vez? Aunque nunca lo hubiéramos contado con la misma gracia que tú, un besazo guapa!!!
ResponderEliminarJajajaja q me meoooo...me encanta eres genial
ResponderEliminarTren
jajajajajajajajaaaaaaaaaaaaajajajajajaa, es que ya me imagino la cara de tu hija jajajajajajajajajaja, no tienes desperdicio coni contorsionista, vamos que era lo único que no habías probado y encima te sale bien jajajajajajaja.
ResponderEliminarUn beso muy fuerte, no dejes de hacernos reir por favor.
Jajajaja...Creo que al salir airosa de la difícil situación, a la vuelta, te olvidaste de todo. Solo querías repetir Jajajaja. Te iba a decir que lo que no te pase a ti, pero no. A uno que yo me sé, le pasó hace poco. Como iba en furgoneta, pasó a los asientos traseros y abrió una de las puertas que son de corredera. Y cuando estaba en la calle, satisfecho de tan genial idea, se dio cuenta que se dejó dentro la cartera y unos documentos. (que melon).Se queda uno sin sangre
ResponderEliminarJajajaja. Un abrazo Coni!.