El otro día iba por el centro de la ciudad… y nunca sabes cuándo
te van a asaltar las gallinitas que tenemos en la piel, que nos la levantan en
forma de granitos y nos ponen los pelitos de punta.
Había dos señores músicos callejeros tocando con un violín y
un piano el moon river de Henry Mancini… me quede paralizada en medio de la
calle… con los pelos de punta, los dedos de los pies abiertos y los ojos
saltones. Y es que me gusta tanto esa pieza… al violín… que empecé a volar por
toda la calle… a soñar despierta, a pararme en lo alto de las farolas, a seguir
volando… y a imaginar… ¡necesito yo muy poco para ponerme a soñar despierta!.
Me quede absorta delante de ellos, tenía mi nudo marinero en
la garganta… entonces veía como las palomas, tan molestosas, me parecían hadas
del bosque, como los señores y las señoras que piden monedas en ese sitio, se hacían
reverencias y se ponían a bailar al unísono…
todo cambio delante de mis narices. El policía que había allí con sus manos a
la espalda y vigilante, se quitaba la gorra y se ponía a dar paso a las damas
con un ademan muy gentil.
Mi caracola, que venía conmigo, se quedo muy quieta también a
mi lado… no se que estaría pensando ella, pero tenía los ojillos rasos… y el violín
no paraba de vomitar notas perfectamente afinadas… para nuestros oídos, para
volar, para imaginar… para comer chocolate con pan… para vivir un momento
inolvidable.
El cielo se torno rosa palo, el suelo de adoquines
chiquititos, las paredes con carteles vintage, y de repente vi a Audrey Hepburn…
parada en un escaparate… pegándole pellizquitos a un cruasán… y mirando un
collar de diamantes.
Eres la mejor
ResponderEliminarMe encantisimaa!!!
ResponderEliminarHoy por casualidad coincidimos en mi trabajo y me has hablado de tu blog lo prometido es deuda he entrado en este apartado y me pareces genial gracias por darme la oportunidad de conocerte interiormente un abrazo amiga
ResponderEliminarMe he llevado una grata sorpresa al ver tu comentario... gracias por tus palabras y por leerme!!!! y sobre todo por llamarme amiga. Bienvenido a este blog, que desde ahora tambien es tuyo... que lo disfrutes... nos vemos... a la fuerza jijijiji. Otro gran abrazo para ti... amigo!!!!
EliminarTotalmente de acuerdo. Y esa imagen de Audrey en el alféizar de la ventana guitarra en mano,que no tiene parangón.
ResponderEliminarYo creo que ha sido ella la que ha hecho que sea una de las canciones más dulces y elegantes de la historia del cine, a su imagen y semejanza. Qué acierto!
la llevamos dentro del alma...es inevitable....esa es la herencia que nos dejo nuestra madre, ahora me doy cuenta que es mas valiosa que cualquier castillo en Francia.....te quiero Coni!!!!
ResponderEliminarA casi todos nos gusta la música, aunque muy pocas personas se paran a deleitarse de esas notas en plena calle, que mientras escuchas, parece mágica. Según leía, lo iba viviendo y he comprendido al detalle todos tus sentientos. A mí me ocurrió no hace mucho. Me ha encantado Coni.
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