Hoy ha amanecido un día soleado maravilloso… de esos de no
querer estar en casa y le he propuesto a Cacoli de irnos a la ciudad a
disfrutar de las gentes de la calle… y nos hemos puesto las gafas de sol, nos
hemos pintado los labios y nos hemos marchado… a ver el mundo… así, sin más,
solo con las gafas de sol, los labios pintados y unas gotitas de perfume… en “pelotapicá”…
que noooooooo, que es broma, que íbamos con los vaqueros y las camisetas de ir
a ver la gente.
Caminando por la calle, una calle llena de cerebros
ardientes, pensando en que tienda entrar a comprar ropa o zapatos o lagartijas
o regaliz o ranas con pelo en el pecho… le he dicho a Cacoli que tenía hambre…
y ella me ha contestado que también… y nos hemos metido en un café vintage muy chulo que hay por el centro de la ciudad.
Nos hemos sentado… y después de la caminata, hemos apoyado los riñones al jerez
en los sillones y las dos a la vez hemos hecho… “ay, qué gusto”. Ha venido el
camarero y le hemos pedido algo para comer, o mejor dicho, devorar… ¡que
hambre!. Mientras venia el camarero le he explicado a Cacoli, que las sillas
que hay en ese café tienen historia todas. Hay un sillón de la época de Luis
XV, precioso, en cuero beige, autentica, las mesas y taburetes, todos tienen su
propia historia, que una vez me lo conto el dueño… y hemos visto una cajita con
flores… muy bonita… J
y le he dicho a Cacoli que esa cajita también tendría su historia, pero que no
la sabia… y que me gustaba tanto, que iba a preguntar el precio.
Cuando ha venido el camarero le he preguntado que cuanto valía…
y me ha dicho que eso no se vende… pero con una cara muy seria… le he dicho que
me dijese un precio por encima… y me ha contestado… “no, no, no, que esa caja la
hizo la bruja del bosque, una amiga de mi jefe y esta de exposición y no se
vende”… entonces le he preguntado la dirección o el teléfono para poder yo
comprar una… y me ha dicho que eso solo lo sabia su jefe, pero que no se vende.
Le he dado las gracias y se ha ido. Cacoli y yo, estábamos tomando el
refrigerio y el camarero no nos quitaba la vista de encima, porque la cajita
estaba en un estante detrás de nosotras… y yo me he dado cuenta y le he dicho… “Cacoli,
le leo el pensamiento al camarero, que se cree que le vamos a chorizar la caja”…
y ella ha dicho… “no creo Coni, nos mirara por otra cosa”… pero yo se que sí,
que nos miraba para proteger la caja que tan aprecio le tiene su jefe.
La caja se la regale yo a su jefe que es amigo mío… se la
pinte un día y él con mucho gusto la tiene expuesta en su bar… y me ha hecho ilusión
ver qué pasaba si yo le preguntaba por la cajita al camarero… ya que mi amigo,
el dueño del café, no estaba. ¡Juguetona que es una!... Cacoli no salía de su
asombro, ya que sabía que la cajita la había pintado yo... y ahora me pregunto
yo… ¿Cómo sabia el camarero que la caja la había hecho la bruja del bosque?.
jajajajajajajaja ay Coni no tienes desperdicio, salir contigo es toda una experiencia ajajaja, me lo he pasado super bien, muchas gracias por derrochar siempre alegría por donde vas.
ResponderEliminarUn abrazo muy fuerte.
Jajjaja me parto!!!! eres genial.. y como dice la cacoli salir contigo no tiene precio y es toda una experiencia con risas aseguradas,,,te quiero mogollon!!!
ResponderEliminarTren
Que divertida y ocurrente. Muchas veces necesitamos que nos acompañen personas como tú. El día lo veríamos de distinto color. La bruja del bosque, me recuerda que hace poco, una bruja (no se si del bosque o no) me dijo con voz de bruja con título que mirara debajo de la cama por si me salía una mano. Ya no lo voy a hacer más. En semana y media, he pasado la aspiradora cuatro veces.un besito!.
ResponderEliminarjajajajajajaja perdona Coni me rio con el ultimo comentario, el de la mano por debajo de la cama, me parto!!!!....tu provocas que nosotros tambien pongamos vivencias divertidas y a veces tristes...yo que presumo de conocerte bien soy tu seguidora nùmero uno porque como dice Cacoli estar contigo es olvidarse de las penas, te quiero Coni.
ResponderEliminarPORRI