Hoy he estado en un sitio maravilloso, donde me he pasado
muchas horas… Donde solo hay sonrisas y amor por donde quiera que mires. Donde
te hablan con tanto cariño que te sientes la persona más feliz de la tierra… y
piensas… ¿es posible que haya gente así?... y ves que sí hay gente así. Gente
que lo dan todo por los demás, que les nace de lo más hondo, que lo hacen
porque lo sienten y no saben hacerlo de otra manera… ¡gente maravillosa!.
Es un sitio mágico… ahí tus deseos se hacen realidad… ¡todos!...
pero solo he podido estar un ratito a la hora de la comida porque yo salgo
temprano del trabajo y ellos lo hacen más tarde, así que, he podido ir a esa
hora.
Al llegar, he dejado el coche en un parking, ¡cómo no!, ahí en
ese sitio, no hay donde aparcar si no es en el parking… he entrado y es inmenso…
no tiene plantas, pero tiene “caballones” donde son desniveles, numerados, está
oscuro, esta lúgubre, al menos para mí. Me he fijado en el numero de las
columnas y había un cuatro y debajo un uno… “bien, no tendrá pérdida”… Cuando
he vuelto, para variar, no encontraba las columnas de los cuatro, porque he
salido por una puerta y he entrado por otra, fallo mío. Me he puesto a caminar
por todo el parking… y había un señor lavando su coche, porque ahora hay un
lavadero en casi todos los parking… y para disimular, le he preguntado por la
caja para sacar el ticket… el señor, muy amable me ha dicho donde estaba, lo he
pagado y desde la caja, me he puesto a mirar a ver si encontraba el puto cuatro
con el uno debajo, pero solo veía nueves, sietes, ochos… ¡ay señor! … ¡ya
empezamos!, ¡otra vez no, santa medusa!.
Y busco y busco, pero esta vez no tengo miedo porque está el
señor ese que aparece lavando su coche, de vez en cuando… y paso por delante de
él y le digo… “ay, es que no encuentro mi coche”… y sigo dando vueltecicas y
mas vueltecicas, y no encuentro el coche… y el señor ese, ya me decía… “hasta
ahora”… y yo muerta de vergüenza… y al final, me he salido del parking y he
entrado por la rampa de los coches, porque por ahí sí que sabia donde estaba el
cochecito leré… y el señor lavador me dice … “hola de nuevo”… y yo me rio y él
me sonríe… y le digo… “nada, que no lo encuentro”… pero de repente, se hace el
milagro y veo a lo lejos las columnas de los cuatro.
Esta vez ha sido tranquilo, pero el señor lavador lavadero
poronpompero, se habrá reído mucho de mi… L … en fin… la próxima vez que vaya a la fabrica del
amor y lo tenga que dejar en el parking, me llevare miguitas de pan para no
perderme…. ¡No me queda otra!.. pero esta vez no he sentido miedo... no cabía dentro de mi ese estado... solo amor, solo paz, solo alegría.
me gusta ese nombre que le has dado a todas esas personas que trabajan para los demas sin pedir nada a cambio...fabrica del amor.....me quito el sombrero ante ellas y ante ti porque siempre tienes un poco de tu tiempo para preocuparte por esa gente que te rodea y que te quiere...un besazo
ResponderEliminarPORRI
Yo llevo tiempo queriendo trabajar en esa fabrica tan maravillosa. He echo algunos trabajos para ella y es de lo más reconfortante. Quien no ha perdido su coche en un parking?... Que lo diga
ResponderEliminarUn beso Coni