Había una vez, en una aldea muy pequeña, una niña que se
llamaba Irénus. Tenía un loro llamado Caco (que no tiene nada que ver con mi Cacoli)
y una hermana llamada Rosérum y un hermano llamado Rúbius. Su madre, era una
hermosa mujer dedicada única y exclusivamente a sus hijos, su vida era trabajar
para darles de comer y que fuesen felices.
Irénus, era una niña muy creativa, hacia pulseritas y
collares ya de muy pequeñita y le gustaba venderlos a sus amigos y así, se
sacaba unas perrillas para sus caramelos y chuches.
Conforme se iba haciendo mayor, crecía dentro de ella el
entusiasmo por el baile flamenco…lo sentía, lo veía crecer dentro de ella, se
ponía una falda de lunares y mágicamente, se convertía en la mismísima Baras. Un
día, cogió su vida y su mochila y le dijo a su familia…”me voy a darle al mundo
lo mejor de mis zapatos y mi falda de lunares”…y se marcho a una tierra lejana.
Allí iba de pueblo en pueblo dándole a la gente su arte…la gente, cuando la veía
bailar, se ponía de pie y hacia palmas como posesos….Irénus se adentraba en lo
más profundo de los corazones y hacia llorar a quienes la veían bailar.
Cuando Irénus se hizo mayor, en edad casadera, echaba de
menos una familia….el baile era su mejor compañía, pero ella quería algo más. Cierto
día, barriendo su puerta, vio a lo lejos a un chico principesco, de pelo largo,
alto, bien parecido…e Irénus, se quedo prendada de él…pero él vivía en un
reinado llamado Mabículis y tenía que regresar, aun habiéndose enamorado de
ella perdidamente….”volveré a por ti, mi señora”…le dijo el chico principesco e
Irénus se quedo muy triste y desconsolada.
Un día recibió una carta que decía así….”princesa, voy a por
ti en mi coche de caballos, prepara tus cosas que te vienes conmigo”…y ella oía
su corazón latir tan fuerte, que se puso a taconear haciendo redoble con sus
tacones y acompañando a su corazón (redundancia).
Cierto día, recibe otra carta del príncipe donde le decía que
había tenido que parar porque su caballo había muerto, pero que seguía hacia
ella, guiado por el más puro y limpio amor. Irénus lloraba desconsolada…y una
hadita diminuta, se le apareció y le limpio las lagrimas y le dijo….”no temas,
el principillo viene de camino y está a punto de llegar”….esa hadita la había
acompañado siempre sin ella saberlo…era su hadita mágica.
El principillo llego a su destino haciendo a Irénus la más
feliz de la mujeres….tuvieron una hija preciosa….y hoy en día son una familia
feliz…con su hijita y su hadita…..y haciendo a Irénus, la princesa más feliz de
la faz de la tierra….y colorín colorete, este cuento se ha acabete…(es que si
no, no me rima).
Dedicado a mi ahijada, la princesa Irénus…que aunque nos
veamos poco, la quiero un montón…..¡¡¡rokoton rokoton…toko toko ton!!!!
muchisimas gracias mi hada madrina!! has vuelto ha tocarme con tu varita magica,llenandome de ilusiones y alegria,he vuelto al lugar donde los ninos son mas felices,al pais de la imaginacion...graciaas!!¨te kiero
ResponderEliminarQue bonito cuento has hecho de una realidad. Y lo que más me gusta de los cuentos es el final feliz. Para reyes, me pediré una hada. Si no lo hago antes... Un beso!.
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