Hubo un tiempo, en el que a mi hija y a mí nos dio por ir a Barcelona,
pero no a ver a la capucheta, si no, al parque de atracciones y al museo de
cera.
Mijica era pequeña, tendría unos cinco o seis añitos como
mucho y la verdad es que nos encantaba irnos allí.
Un día, nos dice mi sobrino, que vivía allí….”¿Por qué no
nos vamos hoy al museo de cera?” y mijica, toda entusiasmada, saltaba de alegría…”¡si,
si, vamos, vamos!”…pues allá que nos plantamos. Era un sitio mágico, la verdad
sea dicha de paso. Todo era muy bonito y cerúleo….pasamos a una sala donde había
que pasar por un puente de madera y todo tenía un colorido precioso. Las grandes
celebridades estaban ahí…quietas, cerosas, pero parecía que te miraban….Nosotras
íbamos mirando y tocando, como si no hubiese mañana….ya sé que no se puede
tocar, pero es que yo soy muy tocona.
Íbamos de sala en sala….y justo en la puerta de una, había un
guardián….todo recto, rígido e inmóvil…me acerco y me quedo mirándolo y le digo
a mijica….”mira, mijica, este parece de verdad”…y levanto la mano para tocarle
la nariz…cuando veo al muñeco que mueve los ojos y se me queda mirando y se
mueve….mijica y yo pegamos un salto y un “¡ay!” a la vez….¡Dios mío! ¡está
vivo!...claro, ¡como que ese muñeco no era de cera!, ¡era de verdad!….era el
guardián de la sala….¡qué vergüenza!....mi sobrino no sabía para donde mirar y
yo toda roja, le pido perdón al tío y este me dice que las figuras no se tocan…..no,
no, claro que no se tocan. Pero es que, ¡leñe! Si llevaba un gorro de esos con
plumas y un traje que parecía un extra de una peli…pero se ve que su papel era
el de no moverse para dar sustos. Yo volví a mirarlo y como el pobre no podía decir
ni hacer nada, pues le veía todo apurado…y yo mas lo miraba y le daba risa,
tanta que parecía el de “los pedes y los damides”, en vez de los Pérez y los
Ramírez….o lo de “Pijus Magnificus” y su
mujer “Incontinencia Magna….¿habéis visto la vida de Bryan?...el Pilatos ese
que tenia acento francés y no pronunciaba bien la “r”….y el guardián, que no se
podía reír de Pilatos, ahí todo rojo….pues ese parecía el pobrecito. En fin,
que por donde vamos la liamos.
Le dejamos en paz al pobre guardián y seguimos viendo el
museo…y había una sala que era la del Nautilus…había que atravesar una habitación
donde había pulpos gigantes y otra donde había vampiros….el señor Drácula….y
yo, pensando que nos llevaríamos otro susto, les digo a mijica y mi sobrino….”¡correr,
correr!” y ellos, sin pensarlo, se ponen a correr detrás de mi sin saber porque
corríamos. Y al final, pasamos el museo de cera como si fuese “el pasaje del
terror”….¡ay, Señor, Señor!.
jaaaaaaaaaajajajajajaja Es que yo lo viví como si fuese el pasaje del terror autentico!!! j0asj0asj0asj0as Qué momentazo maire! xDDD
ResponderEliminarCuando sea rica te voy a llevar a ver todos los museos de cera del mundo, pa que le toques la nariz a la figura que te dé la gana! Hombre ya! jajajaja
Besos!
jajajaja y les hare reir que se pongan coloraos y me llevare mi camara jajajajaja un beso mijica preciosa!!!
ResponderEliminarjajajajajaajja me imagino al guardian conteniendose la risa todo rojo.....ay Coni yo tambien hubiera pensado que era de cera pero solo tù te atreves a saltarte las normas jajajajajaaja me parto contigo...un besazo
ResponderEliminarPORRI
JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA por Dios qué risa, es que os imagino primero tocando, tocando y tocando y claro pasa lo que pasa jajajajajajajajajaja y luego correr correr jajajajajajajajajajajajajaja seguro que los pasmastes vivos ayayayayayay...única donde las haya.
ResponderEliminarmuchos besicos para todas y todos.
robin
Yo no pienso ir jamás ni a un museo de cera, ni a la trastienda de una tienda de ropa en la que tengan maniquíes. Esos seres son terroríficos y seguro que por la noche se despiertany se hacen pasar por humanos... Ahhhh que miedo!!! Besos a todos!
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