“tita, ¿esque no sabes lo que está pasando en ….?” “yo no, ¿Qué ha pasado?” “que ha habido un terremoto muy grande y se están cayendo los edificios y todo, pero ellas están bien” “ay, qué me dices…” Han pasado ya diez meses de esa conversación y aun sigues ahí, al pie del cañón y pendiente de nosotros y durmiendo mal con nosotros y al lado de nosotros y hablando con nosotros….y…..aun sigues ahí….y no te cansas…y no te cansas de ayudarnos y de querernos y de arroparnos. Nos has dado todo tu apoyo. Viniste a vernos a los tres o cuatro días, en cuanto pudiste, a darnos un abrazo, tan necesitado por nosotros, a compartir la mesa y la comida y a darnos ese calor que tanto necesitábamos. A llorar abrazada a nosotros, con nosotros….a subir a nuestros pisos derrumbándose con nosotros y a acompañarnos a que recogiésemos algo de ropa, que previamente ya habíamos hecho con las niñas, pero que después volvimos contigo….y a caminar a nuestro lado, a arreglar papeles, con nosotros….y a sobrevivir c
Si te identificas con alguna de estas historias, es porque todos estamos conectados.