Llego a la playa con su bolsita de cremas solares y su toalla, la extendió en la arena, se sentó encima de la misma, se dio crema solar por todo el cuerpo y se puso los auriculares para escuchar música, aislarse de todo, relajarse y pasar un buen día tumbada al sol. La música sonaba y sonaba… una canción detrás de otra… y ella seguía relajada y tumbada en su toalla… hasta que se quedo dormida. Quería formar parte de la naturaleza, fundirse con el planeta y formar una sola cosa. Las algas que había debajo de la arena comenzaron a subir y abrirse paso… despacio… poco a poco… hasta llegar a la toalla. Una vez que se toparon con la toalla, comenzaron a hacer agujeritos en la misma, diminutos, atravesándola… “criii, criiii, criii, criiii” se podía escuchar si hubiésemos puesto un amplificador. Cuando las algas hubieron atravesado la toalla, comenzaron a cubrir toda la espalda de ella, fundiéndola con la arena a través de la toalla. Ella estaba boca arriba… y dormía plác
Si te identificas con alguna de estas historias, es porque todos estamos conectados.