los muertos de coni

Te voy a regalar para navidad una sonrisa, para que cuando vayas por la calle, no te afecten los escaparates llenos de juguetes y las mamás con los brazos llenos de bolsas rebosantes… y te voy a poner las manos en tus ojitos, para que no veas la televisión… llena de anuncios de cochecitos, juegos, turrón, jamón, polvorones… y te voy a tapar la nariz, para que no huelas ese aroma a churros por la mañana y a tortas de pascua recién hechas. Te voy a buscar y te voy a regalar una capa, para que juegues a ser un héroe… y te voy a dar mi alegría y mi esperanza, para que ayudes a tus padres a conllevar tanta adversidad… y un pañuelo para tus mocos… ¡es navidad!... ¿te da igual?... y voy a compartir mi aire contigo, para que puedas correr y llegar el primero a donde quiera que vayas. Y voy a compartir contigo mi cariño, para que puedas compartirlo con tus amigos, si es que tienes alguno… y si no es así, te doy los míos, que son muy bellos por dentro. Me voy a sentar a tu lado,

Juana llama a su madre constantemente. Matilde se acerca al corrillo para ver si la dejan jugar. Adela solo quiere reír y se mete con las demás para importunarlas. Trinidad solo pregunta por su hermana, no la encuentra. Roberto está pintando con sus colores de cera en una hoja de papel, rellenando los huecos en blanco. La señorita Flora, intenta poner orden, pero los quiere demasiado para regañarles, y los deja hacer, por un ratito, lo que ellos quieran. Ella va a ver a Marina que está en una sillita de ruedas… tranquila, observándolo todo… y Carmen la observa. Carmen le cuenta a Ella, que hoy no ha comido, le cuenta que le han puesto mal su cojín… y Marina la mira y le sonríe… y Carmen le devuelve la mirada más bonita que Ella ha visto jamás. Carmen puede estar en otra aula con los más mayores, pero Carmen no quiere. Los pequeños, le hace “putaditas” y no la dejan tranquila, pero Carmen no quiere dejar sola a Marina, que es la más pequeña e indefensa. “Mientras que Ma

Casandra divaga por las calles… oyendo una canción… una canción de amor. Su corazón esta relleno de amor rojo con almendras y arándanos. Casandra mira al vacio con la esperanza de llenarlo de virutas de estrella… virutas que iluminan su camino. Lee, se levanta de la silla, bebe agua, lee, lee, apoya la cabeza sobre su mano… y la mirada se le pierde en el infinito… y mas allá. Casandra busca consuelo… consuelo llega en su momento justo y preciso, Casandra sufre mientras tanto y vuelve a leer, leer, leer. Se levanta de su silla de lectura y divaga por la casa, casi arrastra los pies… Pan, jamón, una almendra, un caldo… él no va a volver. Casandra no entiende nada. Todo es sorpresivo. Está en estado de shock. No sabe dónde meterse. Respira y respira porque el aire invade sus pulmones y vuelve a leer y leer y leer. Él no va a volver y lo sabe aunque lo espera. Ella se lo dio todo, ese fue su error… no está permitido darlo todo, no se puede amar en demasía… ¡erro

Dos de diciembre de 1965… nace una niña morena, sagitario (te dice las cosas a la cara tal y como las piensa… tan claramente que tu le contestas… ¿y yo que te he hecho?), preciosa, con los ojos un poco tristes… una risa que te llega al alma. Estando con ella, a las horas les salen alas y vuelan, vuelan, vuelan, vuelan. Ordenada, tanto que te crees que estas metida en un libro de matemáticas. Solo llora cuando tiene que llorar y ríe cuando tiene que reír. Compite con un chico a ver quien cuenta el chiste más malo… siempre le gana el chico jajajaja, porque a lo que ella llama chiste malo, a mi me parece de lo más original y gracioso. A, b, c, d, e, f, g, h, i, j, k, l, m, n, ñ, o, p, q, r, s, t, u, v, w, x, y, z… es lo que más le gusta… ordenar letras en su mente y por medio de la vista, beberse un libro y otro, y otro, y otro, y otro, y otro. Es la mujer más feliz del mundo, viendo a sus hijas felices y con un libro en la mano. La podrías dejar en una isla desierta sin co