A partir de los quince años, en Nochevieja, mi amiga la de la feria…¿os acordáis? Esa que se le fue la cabeza hacia atrás en la ola….pues nos dedicábamos a cuidar niños, cada Nochevieja cuidábamos a los niños de sus hermanas mayores por un módico precio y sus papis se iban a cotillones, vestidos con sus mejores galas. Nosotras los veíamos y nos quedábamos con unas ganas de ir….”cuando seamos mayores nos iremos con ellos”, me decía mi amiga y yo soñaba con un vestido vaporoso, alucinante…unos tacones y un peinado de princesa….y cada año igual hasta que cumplimos los dieciocho. Ese año, nos dijeron que nos invitaban a la fiesta de Nochevieja, que fuésemos preparando un vestido y yo corriendo se lo dije a mi madre, que cosía como los ángeles, (no sé si los ángeles saben coser, pero si haces todo como los ángeles, pues es que está bien hecho). Mi madre y yo nos fuimos a elegir la tela del vestido porque antes no había tanta variedad como ahora y sobre todo, un vestido par
Si te identificas con alguna de estas historias, es porque todos estamos conectados.